María

Madre Santa:
Rosa Eterna de mi corazón,
concédeme por tu mediación
de todas las Gracias,
el poder conocerte,
guardarte dentro de mi,
y amarte como verdadera Madre Celestial.

Permítele a mi empedrado corazón
ser humillado y contrito,
para enamorarme de ti
y entregarte la devoción que te pertenece
desde antes de que yo naciera.

Porque se bien que a través de ti,
llegamos a Cristo,
y a través de tu hijo,
llegamos a Dios.

Amén, así sea, así es

María Auxiliadora

Todo lugar que no ocupe María
nuestra Santa Madre del Cielo,
en nuestros ruegos, intercesiones,
en nuestras angustias o desvelo,
está siendo ocupado por el maligno...

Porque éste, odia su Santa Pureza,
igual que a la Pureza de Cristo,
igual que a su Inmaculada Belleza,
igual que a nuestros corazones...
Porque Ella aplasta su cabeza.
...
Auxilio de los Cristianos
«Ruega por Nosotros»

Pentecostés

Amado Dios
gracias infinitas por este hermoso día
en que nos reúnes bajo tus alas
para celebrar esta fiesta

Gracias Jesús
porque tu Misericordia se apiada de nosotros
y antes de tu partida
nos prometes la comunión con Dios
tal como tú la viviste en Él

Gracias María
porque aguardaste la promesa de tu Hijo
y reunida con los apóstoles
fueron testigos del amor de Dios
manifestado en forma de lenguas de fuego

Gracias Espíritu Santo
porque sabemos que vas a derramarte en este día
sobre tu pueblo, sobre tu Iglesia,
y sobre cada uno de nosotros
según te lo permitamos

Amén, así sea, así es!

Espíritu Santo

Espíritu Santo
te Amamos.

Gracias Espíritu de Dios,
por regalarnos la guía,
y el consuelo...

Concédenos Espíritu Divino,
iluminarnos con tu Luz,
seguir el camino que nos muestras,
ser dóciles a tus pasos,
y ser fuertes…

Amén, así sea, así es !!!

Ascensión

Asciéndeme Señor,
junto contigo.

No me sueltes,
no me dejes abandonado
en este mundo tan perdido.
Te ofrezco mi templo,
mi sencillez,
mi humildad de corazón
y mi propósito de enmienda,
para que habites siempre
junto conmigo.

No me dejes mirando al cielo.
Y tratame siempre
como al mejor de tus amigos

Asciéndeme Señor, contigo.


Amén, así sea, así es.

No estoy completamente seguro 
si esto es un poema, o es una canción.
A lo mejor el Señor me ha regalado, otra vez,
una oración hecha poema
y un poema hecho oración.

Abrazo

Hoy Señor,
necesito de tus abrazos
de tus arrullos...

Hoy Señor,
necesito saber que estoy vivo,
y que Tú sigues Vivo junto a mi,
para sostenerme de tu mano.

Amén, así sea, así es.

Permíteme

Permíteme Señor,
aceptar esta nueva etapa de la vida
tal como Tú ya la hayas dispuesto.

Amén, así sea, así es.

¿Cristiano soy?

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Cristiano sin la Cruz:
me quedaría sin Jesús.
Cristiano sin rosario:
templo sin campanario.
Cristiano sin Primado:
puedo caer segmentado.
Cristiano sin Iglesia:
operado sin anestesia.
Cristiano a mi manera:
me quedo sin Lumbrera.
Cristiano † entibiado:
habré de ser vomitado.
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Cuaresma

En esta cuaresma desértica,
anduve angustiado porque no tenía tema.
Me quedé sin barco, timón, sin velas.
Pero Tú, me miraste a los ojos...
y con agua viva empapaste la tierra
para que de una nueva semilla,
[sin remordimientos]
naciera un poema.

Alabanza

Yo te Alabo 

Abba Padre

porque eres Santo

porque eres Bueno

porque me Amaste

desde siempre y para siempre.

Quisiera darte mi vida Señor

tal como Tú la diste por mi.

Amén, así sea, así es!

Gracias Dios

Gracias Dios Padre Todopoderoso,

Dios Hijo Único Jesucristo Todoamoroso

y Dios Espíritu Santo, consolador y defensor

de los que estamos peregrinando a la intemperie,

en este mundo pasajero, temporal y hecho pedazos...

Felicidad

[  : arreglo : ]

Que tu felicidad
no dependa del tiempo pues cambia,
no se encoge, no se estira, no perdona,
y nos embiste con la edad;

ni del dinero,
pues te hace rey solo por ratos,
luego te corrompe y por último te abandona,
como el humo de los cigarrillos;

ni de las emociones,
pues ya es sabido que nos traicionan,
porque las relaciones, vienen, se quedan, se van,
y todas las personas somos imperfectas.

Que tu felicidad dependa solamente de Dios
quien es el Eterno, el Sabio,
el verdadero Amor.

Pero en mi angustia invoqué al Señor,
grité a mi Dios pidiendo auxilio,
y Él escuchó mi voz desde su Templo,
mi grito llegó hasta sus oídos.
[Salmo 18:7]